Los alimentos fermentados pueden ser beneficiosos para los niños de varias maneras. Pueden ayudar a mejorar la digestión y la absorción de nutrientes, ya que la fermentación aumenta la cantidad de enzimas y bacterias beneficiosas en los alimentos. Esto puede ayudar a desarrollar una buena flora intestinal y un sistema inmunológico fuerte, lo que puede ayudar a prevenir enfermedades y mantenerlo saludable en general.